Dice Virilio que la velocidad del transporte multiplica la ausencia. Antaño se le aconsejaba al neurasténico viajar para olvidar, viajar paliaba la tentación del suicidio oponiéndole un sustituto: la pequeña muerte de las partidas.
Voy a ausentarme unos días. Me voy sola para cobijarme en unos muros que llevan 800 años bajo la luz de las estrellas y en cuanto llegue apagaré todo lo que me conecta al mundo. Tengo la intuición de que en el silencio está lo que busco.