jueves, 28 de febrero de 2013

Tatuaje

Se me había olvidado y fue Ella quien me lo recordó...

En pleno naufragio, nos vimos. Escuchó los detalles sin importancia y al final, me preguntó ¿te acuerdas de lo que me dijiste cuando fui ese día a tu casa?

Me quedé aturdida. No recordaba nada en ese momento que sirviera de algo... ¿Cómo podía ser que conociera el salvavidas y me hubiera olvidado de él en tan poco tiempo transitando por una aparente tierra firme? Hoy me lo he tatuado en la piel, en un lugar donde no lo puedo ver. Espero que no se me vuelva a olvidar, pero por si acaso, como esta vez, que me lo recuerde quien me guarde las espaldas.

martes, 26 de febrero de 2013

1826 días

A las siete menos cuarto de la madrugada. Te fuiste con una sonrisa y una lágrima, como es pertinente en las despedidas más elegantes. También era martes. Hay tantas cosas que me gustaría contarte... el almendro del huerto está con flor. De noche sus ramas cruzan el plenilunio helado de estos días en una imagen que duele de tanta belleza. Es junto a la alberca donde siento con más fuerza tu presencia y tus ganas de decirme alguna cosa. Sigo cuidando la tierra y a sus habitantes. Anabel sigue cuidando la vida. Las dos cuidamos la memoria. Como ves tenemos perfectamente repartidas las tareas importantes. Aún hay canciones que se me quedan anudadas a la garganta, aunque ya no me ahogo cuando veo fotografías. ¿Sabes que la medicina china, relaciona la tristeza con el pulmón? Te echo de menos x 5, pero no estoy triste. Sé que andas cerca.
Por hoy, voy a detenerme especialmente en la intrascendencia.

viernes, 1 de febrero de 2013

3 con algo

Febrero para mi es un mes difícil. Se mezclan muchos recuerdos dolorosos, porque me remite inexorablemente a dos meses de Febrero, separados entre ellos por doce años,  que pasamos en el hospital con mi madre. Tanto por uno como por el otro, los recuerdos se desgranan por los días de Febrero, dibujando una cicatriz de esas que se quedan en el alma y a veces se resienten, cuando cambia el tiempo...

Es tiempo de Febrero y empieza a doler la cicatriz. No me pasa a mi sola. Las personas que vivieron de cerca aquellos febreros, también se duelen. En silencio casi siempre. Algunas veces con un pequeño quejido, audible apenas por alguien que esté muy muy cerca. Ella se fue un mes tal como este y desde entonces todos los febreros tendrán ese hueco en el calendario.

El hueco, que es muy grande, se llena en parte con mis tías, sus hermanas. Cuando ella murió, nos cogieron a mi hermana y a mi aparte para decirnos que nos habíamos quedado sin madre, pero que estaban ellas tres que actuarían en su lugar. Con esa rotundidad con la que hablan las raíces, firmes en la tierra sosteniendo el vuelo. Con esa rotundidad han estado ahí desde siempre.

Ayer hablaba con la mayor. Después de manifestarme su opinión sobre una manera mía de llevar un tema, me dijo,
-- Eso es lo que yo pienso, ahora tú haz lo que quieras. Yo te quiero, por eso te lo digo. ¿Tú me quieres?
-- Claro tía, mucho.
-- Y yo a ti.
Y sentí que los lazos de esa red invisible que nos une, se acortaban un poquito más.

"El mundo es como una tela de araña, detras de cuya fragilidad se encuentra la Nada" La mil y una Noches

Cada una de las tres tiene su idiosincrasia particular de la que ya he hablado alguna vez. Bien podrían ser chicas Almodóvar, todas ellas tienen una capacidad radical de proteger a los suyos y quererlos sobre todo. Recuerdo a la segunda, cuando me preguntó si vivía con una chica,
-- Si, vivo con una chica.
-- Pero ¿como compañera de piso o como algo más?
-- Como algo más...
-- ¿Por eso no venías a vernos?
-- Si... No quería que os pudiera plantear problemas venir con mi pareja. Es un pueblo donde la gente se mete demasiado en la vida de los demás. 
-- ... ¿Sabes lo que te digo?... Que para querer no hay que aborrecer.

 La pequeña tiene una capacidad extraordinaria para plasmar sentimientos en palabras. Esta última Navidad, hicimos entre la facción femenina de la familia un "amigas invisibles". Ella acompañó su regalo a su amiga (no tan invisible, que no se pudo aguantar quien era y se le  escapó un poco semanas antes) con una tarjeta escrita cuya destinataria no pudo leer porque no tenía las gafas. No importó, la leyó ella para todas. Y todas, las veinte, nos emocionamos entre risas ¡qué ya es difícil!

Hay tantas anécdotas sobre ellas, entretejidas por las risas, el cariño, la comprensión, la generosidad... que no acabaría.  Es cierto que el todo es más que la suma de sus partes. Y ese misterioso más, es lo que le da la magia, lo especial. Esto era un pequeño homenaje a tres. A tres con algo.