jueves, 28 de marzo de 2013

El seis y el cuatro

"No podrás impedir que la melancolía sobrevuele tu cabeza, pero si puedes impedir que anide en ella".  
Poeta chino, s XI.


De este hotel, sólo se puede decir con seguridad que se encuentra sobre una colina no demasiado abrupta. Todo lo demás en cuanto a su localización es cambiante, cumpliendo escrupulosamente el principio de incertidumbre: ahora puede estar a las orillas del Mar Negro, un momento después en una paradisíaca playa de un exótico archipiélago, antes de establecerse para contemplar el espectáculo de los rayos C cerca de la Puerta de Tannhäuser. Es cierto, si, que tiene predilección por los límites; tanto que el hotel llega a ser en ocasiones un ecotono, uno de esos lugares fronterizos que según la ecología son los más propicios para la vida.

En este espacio mudable, pocas cosas pueden decirse categóricamente. Tan sólo pueden lanzarse hipótesis. Por ejemplo, presuntamente en sus estancias se han cometido asesinatos como en todo hotel relevante, lo que nos lleva a la teoría más plausible de la existencia de fantasmas entre sus huéspedes, sin que ello impida que los clientes vivos disfruten plenamente de los servicios de solarium y vistas singulares. En algunos rincones, la extraña decoración incluye un inventario de especies de plantas, pájaros e insectos difícilmente encontrable. Estancias en penumbra dan paso a otras luminosamente saturadas con una profundidad de 16 bits por canal. Se puede elegir habitación con preferencias que no incluyen otros establecimientos: al hacer su reserva podría optar por un cuarto con suelo de mármol del Pentélico, arena de la playa de Isla Tortuga, basalto de Thera o terra preta del Amazonas. Entre otras, la carta de posibilidades en la manufactura de la ropa de cama convierte la habitual alternativa de lecho doble o matrimonial en un torpe balbuceo de la elegibilidad.

La hora del té es la hora preferida por todos los que habitan el hotel. En ese momento pueden tener lugar los hechos más insólitos. Fantasmas que han dado recitales memorables con sus voces psicofónicas; se ha especulado exhaustivamente con la continuidad de las telas de las arañas al modo del espacio-tiempo; y hasta algún insigne viajero destino Ítaca, compartió con la audiencia información vital como los imprescindibles en la maleta del marinero errante...

© laesteticiéndelcapitánspock


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